viernes, 18 de abril de 2014

Amor y Salmonella.


Me cuesta mucho trabajo dormir últimamente. Y con últimamente quiero decir desde hace como seis meses. O hace mucho frío, o hace mucho calor. O mi cabeza está tranquila, pero nomás la pongo sobre la almohada y se empieza a revolucionar como me hubiera gustado que lo hiciera durante el día. De ahí que últimamente también, he tenido un tórrido romance con el alprazolam.

Han sido días extraños estos también. La verdad es que como artista, desconozco el término “vacaciones” ya que en realidad no tengo. Le comentaba a mi amiga Bibi que lejos de vacaciones, son periodos de desempleo. No me rijo bajo algún calendario ni tengo horario Godín así que, cuando la gente sale de vacaciones me siento muy fuera de lugar. Amo que la ciudad se vacíe, pero de alguna manera odio saber que estoy fuera de contexto ya que este fin de semana todo mundo ha venido planeando el escape. A diferencia de otros años, esta semana santa sí quise salir con mis amigos a algún lado pero me lo impidió una amiga que hace algunos años no había visto: la salmonella.

Es la tercera vez que me da esta chingadera. La verdad es que ya hice mi paz con ella en esta ocasión. La caché temprano así que probablemente no la sufra más allá de un par de días. Pero qué joda. Hay gente que en toda su vida no se entera qué significa eso, y habemos otros a los que nos da hasta por tercera vez. (Espero sea la última.)

Como la temperatura no me dejó salir y emprender el viaje a la playa, me refugié en mi pequeño departamento de 2x2 a navegar por internet, pedir comida a domicilio, ver películas y escribir en el blog. El edificio está muerto ahora. Los pocos que no salieron de vacaciones andarán como en el quinto sueño, pero hay una lucecita prendida en uno de los interiores. La de mi escritorio. Me caga porque es en estos momentos cuando me dan ganas de que súbitamente me ocurra un ataque creativo, una catarsis insospechada y ponerme a componer un tremendo hit, la mejor canción de amor de todos los tiempos. O incluso ponerme a escribir aquí, pero cosas jamás antes escritas. Generar lo nunca antes generado. Pero no. Solo ocurre que me pongo a vomitar letras encontrando compañía en mí y en mi cabeza.

Atrapado en una noche que parece no terminar. Una noche tan común y corriente que se vuelve horrible y larga como la chingada. No tienes sueño, tampoco hambre. No tienes ganas de salir pero no quieres estar encerrado. Quieres estar solo pero te hace falta alguien. Total, con nada se te da gusto. Así estoy ahorita. Ya en una hora quizás me eche un revolcón con el Tafil y me vaya directito a la cama para que mañana todo cobre mayor sentido. Y mañana, voy a componer un tremendo hit; la mejor canción de amor de todos los tiempos. Mañana voy a vencer a la salmonella y sufriré de un ataque creativo, una catarsis insospechada y entonces la noche sí que valdrá la pena.

La de hoy que se vaya a la mierda.




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