La neta es que sí fue un año muy cabrón. (Con año me refiero a mi ciclo solar, pues.) El 30 de noviembre del 2020 estábamos todavía atrapados por aquello de la pandemia. El trabajo escaseó todo el año así que tuve que re-inventarme para generar ingresos porque la actuada y la cantada... híjoles, pues nomás no había. Mientras mucha gente pudo aprovechar el 2020 para hacer yoga, ponerse mamadísimos, re-organizar y limpiar sus casas, contactar al Universo, hacer pedas virtuales y demás, yo tuve que chingarle para no quedarme en ceros. Me la viví tanto en la computadora editando videos, dando clases, asistiendo a juntas en línea que hasta tendinitis en la muñeca derecha me conseguí por usar tanto el mouse (y es que Apple es muy bonito pero su Magic Mouse no es precisamente el más ortopédico).
Por cierto, todo esto no es queja. Nomás estoy contando cómo me fue en la feria del 2020. Y está bien. Me hubiera gustado tener mucho tiempo para hacer todos esos pendientes que aun tengo pero no se pudo. Ni modo, a darle. De lo que sí me "quejo" aun fue de haber perdido a Luis Carlos. No me lo podía creer cuando me enteré. Y la culpa (que aun cargo) por además haberme enterado 6 meses después de su partida y por nunca haberle podido decir cuánto lo quería y cuán especial siempre ha sido para mí. Cómo te he llorado Japi. Cómo te he extrañado. Chale...
Luego llega 2021 con la promesa de que la cosa mejoraría. Y la neta es que sí eh. Desde principios de año llegó bastante trabajo. Una de las cosas más bonitas que me pasó este año fue que pude re-encontrarme con mucha banda con la que hacía años no trabajaba en televisión. Pude volver a trabajar con mi Maestro y Director favorito, Mauricio Meneses y he sido el más feliz.
Lo malo es que desde principios de este 2021 perdí a mi amigo Lolo. Otro que se fue. Les digo a amigos que teníamos en común que todavía no me la creo. Siento que en cualquier momento me va a llegar un mensaje suyo, una llamada, lo que sea. No me cae el veinte. Nomás no.
Viene después uno de los highlights más cabrones y fue la oportunidad de trabajar con el mejor Director de Cine del mundo y todo gracias a Ileana, a quien agradezco tanto tanto. Conocí gente espectacular; colegas y amigos que me recordaron la persona que soy cuando me dejo ser.
Pero llega julio y con él un caos total. Le he insistido a mi mejor amiga que hay algo en los pinches astros porque de repente entramos muchas personas a un periodo de crisis y transición. ¡Pero crisis total! Me enteré de rupturas, de gente que enfermó, de gente que fue a prisión, de gente que experimentó (y sigue experimentando) un cambio total de vida.
No fui la excepción. Re-aparece mi Papá después de años de no saber de él. Por primera vez en mi vida decido ir a terapia y destapé la cloaca del abandono, del abuso, del vacío. Según yo siempre muy en control, muy racional, muy analítico, muy chingoncito. Y sí. Pero emocionalmente reprimido hasta la madre. Y cómo he llorado y pataleado eh, cómo me han costado estos últimos 4 meses. Porque así como soy un elefante que todo lo recuerda, soy un cínico que si vivió algo muy doloroso, lo barrió debajo del tapete decidiendo olvidar. Nomás que años después se me ocurre levantar el tapete y madres. Ya había logrado subir de peso porque regresé a jalar, pero estos últimos 4 meses me tumbaron y otra vez volví a mi look habitual de "esqueleto geek". (Ya prometí regresar a hacer ejercicio la próxima semana, a ver si lo logro.)
Si algo odio es ser víctima de mis circunstancias, pero he aprendido que si hay que llorar, pues a llorar hasta que pase. Intento manifestar mi realidad desde un lenguaje más amoroso, sobre todo hacia mí, aunque no he terminado de dejarme querer. Pero sé que tengo la absoluta responsabilidad de lograrlo. There's no pitty party here.
Al final, ha habido de todo en esta pasada vuelta al sol. La nueva está empezando en caos (porque aun no termina este proceso), pero estoy dispuesto a afrontarla y a vivirla con todo. Aunque me tenga que recordar todos los días que hasta el día más culero vale la pena. Que en una de esas estoy llorando, pero caminando. Porque las heridas son la forma en que la luz entra en nosotros. Y entonces luego brillamos.